domingo, 12 de octubre de 2014

¿ALGO QUE CELEBRAR?

Si nos pudiéramos remitir hacia  1882 año en que según datos históricos, se gesto la fundación de los que hoy llamamos Unión Hidalgo tendríamos la oportunidad de inmiscuirnos en la idea que se formaron los abuelos de nuestros abuelos al momento de comenzar a trazar el rumbo de la comunidad Gubiña.
¿Cuál fue esa pretensión y que en la actualidad  no hemos sabido ni querido capitalizar?
Hace 132 años, cuando apenas esto era una ilusión zapoteca, los primeros pobladores Gubiñas mantuvieron la fe de que algún día las futuras generaciones serian capaces de edificar, transformar y desarrollar un sendero prospero para la población. A pesar de la hambruna que permeaba  en los inicios de la construcción social jamás desistieron y mantuvieron la unidad.
Hoy la realidad es otra, muy distinta a lo que planearon, lejos quedaron esas ilusiones campesinas, esas inquietudes zapotecas, una herencia que ha sido distorsionada por las ambiciones y por el egoísmo, por la desunión y por la conformidad. El confort que representa gobernar a este terruño es la materia, el dinero mueve todo, las conciencias hace años que quedaron varadas.
Es cierto que el pueblo ha venido cambiando en comparación cuando esto era todavía unas rancherías, el detalle es que no nos dimos cuenta  cuando fue que el transito se detuvo, probablemente desde que los partidos y los cacicazgos políticos encontraron la ruta para ordeñar los recursos del pueblo o quizá, cuando feneció la gestión del último buen presidente municipal que se tiene registro, fue en ese momento en que se terminaron los grandes hombres con la filosofía del servicio a los demás.
Se cumplen 132 años y desde entonces, poco o nada se ha hecho por darle un rostro diferente a la población, la falta de visión de quienes en los últimos 32 años han gobernado al municipio ha impactado en el rezago que hoy en día palpamos en el interior de la comuna. Unión Hidalgo llega al acumulado senecto, con las mismas expectativas de años anteriores y con las mismas esperanzas en los gobiernos que cada tres años toman posiciones en la autoridad municipal.
Muy atrás quedaron los hombres baluartes recordados por la historia Gubiña y que insistentemente hacemos referencia, aquellos quienes aspiraron y se inspiraron en construir una comunidad a la altura de los tiempos y de las circunstancias, hoy los podemos recordar con gratitud, no así de aquellos que han tenido la oportunidad y la han despreciado y hoy se encuentran sumidos en una madriguera, sin que nadie los tome en cuenta, sin que nadie se acuerde de ellos.
Por ello, es importante hacer un cuestionamiento profundo:
 ¿Tenemos algo que celebrar?
Esto va mas allá del aniversario 132 de la población, deberá ser algo reflexivo y crítico ante la realidad que muchos se niegan a ver y máxime si forman parte del gobierno. La realidad es que seguimos sumidos y no hemos trascendido estructural, social, político, cultural, educativa y deportivamente hablando, pues estas bases para un posible desarrollo, todavía siguen sin ser atendidos debidamente y en donde nosotros como parte de un municipio aparentemente libre y democrático, tenemos mucho de responsabilidad.
Más allá de las festividades, de los juegos mecánicos y de todo lo que pudiera ser tradicional en esta celebración, debemos de levantar la voz y organizarnos para la exigencia de las buenas acciones que beneficien a toda la colectividad; pareciera que nuestra participación solo se resume en las elecciones políticas  y no en darle seguimiento al comportamiento gubernamental, pareciera que después de llevar al poder a cualquier candidato, nuestra misión ha terminado, cuando debería de haber comenzado.
La apatía, el fanatismo y en algunos casos, los malos candidatos que a la postre resultan ser malos presidentes, son solo causales de que estemos ante un escenario de abandono, retroceso y marginación.
Todo tiene su propia consecuencia y el tema político que de acuerdo a nuestras leyes debería ser el medio para una posible transformación, hoy en día se encuentra prostituida, a tal grado que solo basta apreciar las pugnas en los institutos políticos degradados por alcanzar alguna migaja en el poder. Esta avaricia ha llevado que esta ciencia llamada política, se vea envuelta y secuestrada por un grupúsculo que solo buscan el desarrollo personal.
Unión Hidalgo no solo ha sido rehén de los grupos, sino que también ha sido alcanzado por la modernidad, es decir, estamos creciendo de forma avasallante, pero sin los servicios  básicos obligatorios como drenaje, agua potable, electrificación, salud, servicio de recolección de basura entre otras mas  y esto contrasta con la inversión multimillonaria que se está realizando en la parte norte de la población, en donde unos de los proyectos más grande de América latina en el tema energético  está ya  en operación sin que parte de esas inversiones lleguen aun a beneficiar a la comunidad.
De que nos sirve entonces ser reconocidos por este proyecto, cuando solo unos pocos, una minoría selecta son los que se benefician e inclusive son los que se embolsan los recursos y aportaciones que pudieran dar las empresas privadas. Y lo más triste de todo, es que nadie dice nada, todos callamos y seguimos como si aquí no pasara nada.
Entonces, ¿Qué tenemos que celebrar?
Por mas amor que le pudiéramos tener a la población, mientras el poder de organización nos haga falta, muchos más llegaran al poder y seguirán con la misma tradición de siempre, hacer todo un borlote con los aniversarios como cortina de humo, mientras la sociedad cada día acumula más años de abandono.

¿Y tú qué opinas?