domingo, 13 de julio de 2014

LO QUE NOS DEPARA EL FUTURO PROXIMO

*El papel social, crucial para marcar diferencia.
*La conciencia social por ningún motivo deberá ser moneda de cambio.


Sería algo apresurado pensar en lo que nos deparará el destino en el tema político y social dentro de las comunidades oaxaqueñas, puesto que en lo que va de este ejercicio 2014, todavía se continúa con el experimento de las autoridades municipales, es decir, en estos siete meses del año ya se comienza a dar las valoraciones ciudadanas en el desempeño de los gobiernos. La realidad tristemente dista con las expectativas iniciales ya que en muchos de los casos dichas pruebas han sido desastrosas, decepcionantes y hasta cierto grado, sin el rumbo que quisiéramos.
Aunque hay que reconocer que no es el caso para otros que, francamente han demostrado del porque fueron electos por la mayoría, un ejemplo fehaciente es la comunidad Istmeña de Ixtaltepec, que dicho sea de paso, siguen construyendo en base a un proyecto de largo plazo, las estructuras y las condiciones que exige una población a la altura del desarrollo.
Desde esta percepción partimos para eventualmente ir pensando en lo que vendrá en las próximas elecciones en sus distintos niveles, supongo que no es atrevido el hecho ni tampoco es temprano para pensarlo; contrario a esto, resulta favorable analizar las posibilidades que pudieran traer o no, el cambio que necesitan las comunidades.
¿Cuál será el papel que jugará la sociedad civil? ¿Sería factible pensar en un elemento ciudadano para encabezar algún proyecto político?
Lo cierto es que ya nadie cree en las supuestas bondades de los políticos, esos que cada tres o seis años gritan a los cuatro vientos ser los mesías que traerán progreso a las comunidades, que demagógicamente seducen a los ciudadanos con las promesas de cambio y ya en el terreno público resulta que el beneficio solo llega para un circulo muy reducido de personajes habidos de exprimir los recursos del pueblo.
Es por ello que hacemos el cuestionamiento de la posible inclusión de proyectos ciudadanos en el ámbito político, de la participación de rostros y figuras nuevas que refresquen un poco el debilitamiento y la poca credibilidad que han sembrado los políticos de siempre, los tradicionales, los que aparecen en los escenarios y en los templetes buscando atrapar algo que le sirva seguir viviendo de las costillas del erario, de la simulación pactada tras bambalinas, de la buena voluntad ciudadana que deposita en ellos la confianza, de los que se burlan con sus acciones de dicha voluntad, de los que el poder se vuelve obsesivo y enfermizo.
La urgencia de erradicar los vicios en política es hasta cierto punto necesario, es un mal que ha socavado la parte interna de nuestras conciencias con las prebendas y dadivas que se mueven en cada elección, con la compra abierta de potenciales sufragios para inclinar la balanza. Así de
desfragmentado se encuentra el terreno social y político, infértil, sin la producción que se espera, con la perdida que representa estar sumido en el atraso.
La insistencia en el tema será en proporción de un eventual cambio en las practicas, que quienes manejan los hilos partidistas en los municipios oaxaqueños entiendan que es primordial la revisión de sus actos y el comportamiento como instituciones y como gobierno. Que los principales entes políticos obedezcan el clamor popular y no sigan envenenando el sistema que constitucionalmente nos rige, un sistema hecho a la medida de los partidos, que les da el poder para monopolizar las decisiones en cuanto a designaciones de candidatos y de su participación en las jornadas electorales. Las prerrogativas recibidas del erario público y del manejo discrecional dan razón a este poder acumulado y del vacío que durante años han propiciado en los rincones donde este sistema se aplica.
El ciudadano común no tiene oportunidad alguna de aspirar, menos de suspirar por gobernar a su colectividad, el dinero es crucial en estos tiempos para pretenderlo, la clase baja aun con su buena voluntad e ideales de un mejor mañana, queda claro que se margina en automático de la pretensión; el postulado del profesor mexiquense de que “un político pobre, es un pobre político”, sigue rondando en las esferas de la política mexicana, como un mensaje dirigido y abierto a la sociedad que desnuda plenamente la intención real de los partidos. Una esfinge textual que no termina de ser un epitafio en las memorias colectivas.
Esto quiere decir que, a mayor poder económico e inversión de los mismos en las campañas políticas, mayor será la posibilidad de llegar y manejar al antojo los recursos que en la práctica deberían servir para impulsar a las comunas. Un círculo que de no existir las complicidades de una sociedad inerte y sumisa, sencillamente esto fuera una tema aislado.
Cuanto ofreces, cuanto vales; en el dar esta el recibir, así se maneja esto, lamentablemente el descaro es tal que no hay timidez al pedir para votar por tal o cual, aunque después nos quejemos de las condiciones, es decir, tiramos la piedra pero no aceptamos que estamos inmiscuidos en el problema desde la raíz del mismo.
Un amigo a quien aprecio mucho, me dijo un día desde su apreciación, que la política es de ganas y de lana y que al no existir la segunda, esta por demás meterse en el ruedo, porque el vicio de la ciudadanía incide precisamente en el, en el factor económico que marca diferencias, todo gira en su entorno, la costumbre se volvió ley y quien quiera entrarle deberá por lo menos contar con un buen motivo financiero como para pensar en participar en alguna elección.
Un comentario que sin duda, insisto en no compartir, porque la idea de persuadir mediante el dinero es como tirarse al abismo de manera consiente, dicho de otra manera, el cáncer que ha dañado severamente a la sociedad parte de la raíz compra-venta de conciencias, el manejo del dinero en las campañas y de supuestos programas asistencialistas de los partidos, es recurrente, sobretodo en una sociedad que no alcanza a mirar que son estos mismos “benefactores” quienes no dejan que las masas populares atraviesen el siguiente peldaño.
Pues es mejor mantener al rebaño en silencio y con las migajas de las dadivas a su merced, que permitir que estos se descarrilen en busca de nuevas praderas ideológicas para subsanar la sed y el hambre de justicia que durante muchos años se les ha negado.
En conclusión; no es apresurado ni atrevido pensar en lo que viene, en lo que el destino político nos depara, algunos ya comenzaron a levantar la mano y parece ser que son los mismos de ayer, de hoy y de siempre, la pasividad con la que intentamos levantar la voz es irremediablemente favorable a ellos, es posible que las garantías de un nuevo rumbo otra vez sea opacado por el poder del dinero, lo cierto es que es nuestra decisión, no podemos estar atados y que la historia nos condene porque siempre fuimos cobardes ante los sucesos que abiertamente han denostado a la comunidad, siempre he sostenido que en nuestras manos como en nuestros corazones, estará siempre la imagen de lo que en esencia, pretendemos heredarles a nuestros hijos.
El silbatazo inicial nos debe poner en la cancha social como unos buenos defensores para que nadie se atreva con su malicia, tratar de meternos el gol que nos lleve de nuevo a la derrota, como cada tres años sucede en los municipios oaxaqueños por nuestra apatía.
Es justo entonces, poner las cartas sobre la mesa e iniciar el juego, ganara el que más conciencias conquiste atravez de la palabra y no del dinero.
Es momento de la reconciliación, es momento de que el espíritu y la conciencia hable por nosotros, es momento de la apertura generacional; porque lucrar como se ha venido haciendo con las necesidades del la gente, es coartar la oportunidad y el derecho que tenemos de dar el siguiente paso.
El mensaje es más que evidente ¿o no?, que la sensatez sea garante y no cegarse ante la ambición de conseguir a toda costa y por encima de la voluntad popular, un poder que para la vieja guardia y ante la sociedad, ya no tiene sentido
.
INTERROGATIVO:

Nos enteramos que la delegación de danza que participo el año pasado en la Guelaguetza y que lucio marcando un lugar para Ranchugubiña, estarán representando a la población de Comitancillo, el motivo: la cerrazón de quienes manejan el aspecto cultural de la comuna y por las múltiples fracturas que en este sector se ha venido dando.
¿Qué está pasando? Ni la cultura se salva de la intransigencia oficial.
A dónde iremos a parar.