lunes, 19 de mayo de 2014

MUJER

Logros, aceptación y el sentido que le dan al hombre.

Muchas veces no alcanzamos a valorar la importancia que tiene la mujer en nuestras vidas, no logramos ver las aptitudes, la inteligencia y el poder que encierra el sexo femenino en la actualidad, sobretodo en la dirección de una familia o en el liderazgo de sociedades enteras.
La escalada para lograr un digno reconocimiento no ha sido fácil para las mujeres, han habido trabas, caídas, humillaciones, dolor y discriminación, incluso violación a sus derechos más elementales y aun así, continúan de pie, en la lucha por alcanzar el reconocimiento de una sociedad cada vez más rígida, más responsable y crítica ante una inminente dualidad para proporcionarle a la mujer el lugar que se merece.
La liberación femenina, promovida allá por los años sesentas, fue  el parte aguas de esta exigencia global que le ha ido cediendo espacio a la mujer para ocupar algunos cargos en distintos ámbitos sociales como la política y el trabajo. Posiciones que le han servido para la demostración de la enorme capacidad que tienen para organizar, liderar y ejecutar acciones en pro de su género y de las colectividades, coyunturas que prevalecen en la toma de decisiones importantes.
En países como México, las leyes se han venido modificando precisamente para darle cobertura y participación a la feminidad, hoy en día, podemos observar a diputadas, senadoras y gobernadoras, cumpliendo con el papel conferido en el tema político, participación que se ha consagrado gracias al debate por construir un país más equitativo con igualdad de oportunidades para todos.
¿Pero, son suficientes los resultados obtenidos hasta ahora por las féminas?
Por supuesto que el proyecto de igualdad aun esta en desarrollo, sobre todo si tomamos en cuenta que existen rincones en el país en donde el hombre tiene todavía el dominio por encima de las mujeres. Las comunidades indígenas son el claro ejemplo, las mujeres aun son excluidas, sin voz ni voto que les permita formar parte del conglomerado machista, sumisas ante las órdenes del hombre que solo las mira como objetos de uso y maquinas reproductoras. Se les niega entonces el derecho a opinar, a exigir respeto y demandar no ser golpeadas o ultrajadas, a vivir en paz y gozar la dicha de pertenecer a un mundo igualitario, extraordinario, donde tengamos cabida los y las mexicanas.
365 días del año, son suficientes como para reflexionar el asunto, hasta donde hemos llegado y por donde queremos transitar para alcanzar la justicia evidentemente necesaria para la convivencia con el sexo femenino que por los siglos de los siglos, ha formado parte del entorno masculino. En cualquier lugar, todo el tiempo, sentiremos la necesidad de abrazar y besar a la mujer, un acto que encadena y que sella el pacto de unidad.
¿Por qué entonces no logramos entender su valor y en su lugar seguimos estigmatizando su género? ¿Por qué negarles el derecho a triunfar y compartir con ellas el éxito?
Festejar a la mujer como profesional, como política, como líder y como muchas facetas que sabemos pueden emprender, haría que ellas sintieran más profundamente su inclusión y su importancia, pero festejarlas como madres y esposas que le dan sentido a nuestras vidas, es aun más relevante, porque estoy muy seguro, que sin ellas, simplemente la familia, no tendría el mismo ingrediente y perdería su esencia.
Es por eso que al hablar de la mujer, debemos de sentirnos orgullosos y bendecidos que dios la haya puesto para caminar junto y de la mano con nosotros, ella, según las escrituras de la biblia, que provino de las costillas del hombre, deberá estar por siempre ahí  a nuestro lado y debemos aprender a aplaudir cada vez que alcance cada uno de sus objetivos.
La percepción de que el hombre representa al sexo fuerte y la mujer el sexo débil, con el tiempo se va desvaneciendo  alejándose de la realidad, porque si valoramos el trabajo por ejemplo de la mujer en el hogar y en el cuidado, educación y alimentación de nuestros hijos, nos daremos cuenta del gran esfuerzo cotidiano que realiza para mantener en línea recta dichas tareas. La combinación hogar-trabajo, es una fusión que eleva el reconocimiento.
La mujer es la vida misma, porque en ella se refleja el legado, la naturaleza, la creación, el campo fértil que anida el fruto del hombre, que percibe la belleza que lleva en el vientre, que protege y defiende su territorio ante las adversidades más complejas y escabrosas.
La mujer es sinónimo de luz que brilla en la oscuridad de la desesperanza, que sonríe ante la dificultad del panorama y que llora por la sensibilidad que desprende su alma.
Resulta imprescindible seguir derribando las barreras que traten de impedir su paso para llegar a concluir sus retos y sueños, no permitir que se estanquen en el conformismo y en el abandono, ayudarlas a conquistar ideales, a que se sientan seguras de formar parte de este mundo, de un puñado social que las ama y que las necesita por el simple hecho de que sin ellas, no se alcanzaría a comprender la evolución del planeta.
Gobernemos junto con ellas la institución que representa la familia, nadie por delante ni nadie por detrás, es el principio de la balanza y del equilibrio, hagamos equipo para transformar sociedades, la mujer nos necesita tanto como nosotros de su clara participación, solo así saldremos triunfantes pese a que la globalización acecha minuto a minuto a las comunidades del país.
En la medida que seamos incluyentes, tolerantes y participativos, brindaremos confianza para ser pilar de apoyo de la mujer y ella se sentirá segura de continuar con su emancipación para escalar peldaños dentro de este mundo dominado principalmente por ideas masculinas. Un sector que evidentemente necesita del perfume y del aroma intelectual de la mujer.
Dedicatoria:
A Martha mi adorada esposa, que ha sabido ser paciente con mis actitudes y que a diario me demuestra la fortaleza para co-mandar el seno familiar en mi ausencia; gratitud y orgullo por compartir a su lado todos los momentos agradables y por darme los mayores regalos de mi vida: mis hijos.