Inversión negada a la sociedad.
Seguramente estará de acuerdo
conmigo, al señalar que una de las bases de desarrollo de cualquier comunidad
en el estado, radica principalmente en la seguridad pública.
No podemos concebir una sociedad
insegura, viviendo con temor y a expensas de lo que la delincuencia le vaya
marcando, cuando que se supone, que las autoridades de cualquier nivel, tienen
la obligación invariable de proporcionar seguridad y protección a la sociedad.
Sin embargo, lo curioso del
asunto es que, en estos tiempos, son muy pocas las comunidades que cuentan con
una policía o un cuerpo de seguridad pública, a la altura de las exigencias
sociales, es decir, policías con las suficientes herramientas para salvaguardar
la integridad de toda una comunidad, tomando en cuenta, que dichas herramientas
no son otra cosa que la preparación, capacitación y entrenamiento para el uso
de armas y de relaciones interpersonales, situación que para ser realistas, no
encontramos en la mayor parte de estos cuerpos de seguridad pública en todo el
estado oaxaqueño.
Entonces ¿quién protege a quien?
De sobra sabemos que una policía
desarmada, es blanco perfecto para que atrocidades y abusos se cometan en la
sociedad, ¿a quién acudimos para que nos proteja de estos males?
Si tomamos en cuenta y partimos
de que los policías también son seres humanos y en ellos recae la responsabilidad
de proteger a la ciudadanía, vaya que resulta increíble que el gobierno no les
dote de estas herramientas y no se preocupe en consumar proyectos de seguridad
para bienestar de los ciudadanos.
¿De qué lado está el gobierno
entonces? ¿En donde quedó el proyecto de mando único policial propuesta por el
gobierno federal?
Porque será que ninguna autoridad
municipal, no haya tenido la iniciativa de impulsar un verdadero cuerpo de
seguridad pública con todo lo que pueda representar crear, sostener y mantenerlo,
si es cierto pues que esta parte de la administración pública representa una base solida de
desarrollo, porque entonces no se le ha dado la importancia y la atención
debida.
No es suficiente el simple hecho
de llenar los espacios en este sector, es imprescindible que reciban la
capacitación necesaria y que los gobiernos municipales, enfoquen e inviertan
los recursos requeridos para tener así, la protección que necesitamos para el
gozo de nuestras garantías individuales constitucionales.
Que caso tiene pues, tener todo
lo demás en términos de desarrollo, si carecemos de este servicio obligatorio y
elemental de las autoridades, el buen funcionamiento de este sector, haría que
todos en sana convivencia disfrutáramos de una paz y tranquilidad entorno a la
sociedad.
¿Resulta muy caro costear las
capacitaciones? ¿Vale la pena invertir en otros rubros y no en la seguridad
social? ¿Qué tan preparados estamos para afrontar actos vandálicos si no
contamos con una garantía real y segura?
Creo que ya nadie está tranquilo
ni en su propia casa y que decir en la sociedad, pero lo más triste de todo
esto, es que a nadie se le ocurre exigir que las obligaciones se cumplan y esto
ha sido desde siempre, al parecer rehúyen al tocar el tema, cuando que debería
ser, parte del compromiso con la
comunidad.
Lo vivido hace días con la
noticia que se difundió en las redes sociales, lejos de provocar una psicosis
generalizada, debió haber puesto a los funcionarios encargados en el ramo de la
seguridad, hacer algún tipo de valoración y análisis en torno al asunto, porque
mientras haya sido lo que fuera, el caso es que la población sin duda se vio
inerte ante la situación y desesperada porque ninguna autoridad dijo algo al
respecto y menos haber actuado en consecuencia.
Si hay que invertir, valdría la
pena en hacerlo, la confianza deberá ser garante de la ciudadanía para con sus
autoridades, pero si este se pierde, se pierde también el sentido de que
podamos ser gobernados y es entonces cuando el rechazo y el hartazgo hace acto
de presencia, tal es el caso de los estados en donde la población entera a
tomado la determinación de empuñar las armas para defenderse, por la opacidad y
la negativa de los gobiernos para enfrentar una problemática que han dejado
pasar y los ha rebasado por completo.
Estamos aun a tiempo de
reivindicar el tema, depende de todos vivir en paz y en sana armonía, o
permitir que todo lo alcanzado con mucho esfuerzo se esfume por la ineptitud y
culpa de los gobiernos que en los hechos han mostrado solo intereses propios.