La gran final de la copa del mundo entre España y Holanda, trajo a mí, hermosos recuerdos de cuando junto con amigos del Tecnológico y de la comuna, nos aventurábamos a practicar este maravilloso deporte: el futbol.
Debo reconocer que hace ya algunos años que deje de acudir a la practica de este deporte por cuestiones de trabajo y otras atenciones personales, sin embargo, es algo que traigo muy dentro del corazón, porque en alguna época, hicimos gala de lo que este deporte imprime en quienes lo practican.
La tensión y el orgullo de jugar una final, es sencillamente sensacional, creo que aquellos que han hecho del futbol un complemento en su vida, estarán de acuerdo conmigo, que la adrenalina y la presión desbordada que provoca una final es intrínseca en dada minuto que dura el juego.
Pasajes de mi historia reflejado en un equipo de futbol escolar que marco la diferencia entre las generaciones que han pasado en el Tecnológico del istmo.
Recordar a estos grandes amigos que supongo habrán gozado al igual que yo, revivir esos grandes recuerdos marcados en algunas partes de la republica.
Ciudades como Oaxaca, Cintalapa Chis, Veracruz, Orizaba, Puebla, Pachuca, Chihuahua, Huatulco y en el mismo Juchitan de Zaragoza, sede de la institución el cual representábamos, fueron grandes escenarios donde el pundonor y el orgullo de pertenecer a esta raza aguerrida salían a flote en cada partido disputado.
Derrotas y triunfos cosechados al calor de una gran unidad y hermandad que prevalecía bajo el mando del gran “Folle”, que con sus terapias psicológicas o algo parecidas a estas, nos motivaban no solo a dar todo en la cancha, sino en nuestro propio desarrollo como ser humano y créanme que todos asumimos este enorme compromiso, porque a estas alturas del partido de la vida, todos quienes pertenecimos a esta generación, somos orgullosos profesionistas y dedicados a lo nuestro.
Algunos aun siguen con la practica del futbol, otros como yo, decidimos mejor dedicarnos a otras cosas, pero con el recuerdo a cuestas de haber pertenecido a esta familia en el pasado.
En este mundial, aunque no aprecie todos los partidos en lo general, pero si la gran final, me hizo de nuevo vibrar de emoción, como si Nando, Benji, Mata, Chocho, Beto, Roger, Wipa, Elix, Gil , Panchillo, Cha y yo, fuéramos los que disputábamos el balón emulando a esos inquietos estudiantes que portaban con honor la camiseta naranja del Tecnológico.
Sudáfrica ha terminado, pero el recuerdo que yace en el corazón difícilmente se podrá borrar.
Felicidades a los españoles por esta nueva conquista y a mis hermanos, mis mejores deseos en lo prospero.
El cadipa volvió a retumbar en las gargantas…..
