Fijo la mirada en la pared,
y el reloj sigue el curso de este día,
es posible que en esta noche las cosas cambien
y ya no tenga sentido mi valía,
Detengo por un rato mi memoria,
y disfruto recordarte entre mi lienzo,
atrapado en el gemido oscilatorio,
de dos cuerpos desnudos sin miramientos,
Una noche ultima de expresiones,
de sentir adentro excitaciones,
en las redes blindadas de nerviosismo,
al saber que el reloj, la noche va consumiendo,
Es la antesala del despido,
viajar al universo y sin latidos,
porque muere al instante lo vivido,
y la noche se ciega como testigo,
Una noche que será inmenso,
como el viejo mar, en el reflejo del cielo,
infinito el momento muy a pesar del tiempo,
un camino marcado, por el reloj del apartamento,
Ya para cuando la luna se duerma,
tu estarás transitando la vereda,
con el sol quemando todo tu lienzo,
la que explore sofocado en sentimiento,
en la última noche que me olvide de mi aposento,
Ahora vuelvo la mirada de repente,
las manecillas de un reloj se han detenido,
no se si repararlo para que me oriente,
o hacerle un altar por el tiempo cedido,
Pasaron los días y al final de la pared,
se aprecia una imagen tan bonita;
junto a un misterioso reloj yacía,
El altar era venerado noche y día……
