domingo, 25 de julio de 2010

EL VALOR DE UNA CRÍTICA


A muchos incomoda la forma en que varios comunicadores decimos o escribimos sobre los acontecimientos que adolecen a la sociedad y que van marcando una realidad no muy grata para los ciudadanos.

En el ejercicio de la libre expresión y de la declaración universal de los derechos humanos sobre el tema, permea en el sentir de quienes buscamos reflejar con lo que escribimos y decimos, la denuncia de todo cuanto atenta contra la armonía y la paz social, así como de las carencias que en su momento presente estructuralmente hablando la comunidad o en su caso de la deficiencia de las autoridades en el cumplimiento de su deber.

Cuando la realidad es indudablemente favorable a la sociedad, cabe en nosotros también la responsabilidad de señalar dichos aciertos y acciones de beneficio común.

Sin embargo, desafortunadamente, pocos entienden el valor de una buena critica, criticas que van apegados a situaciones que se ven y se respiran, como el caso de la INSEGURIDAD, como ejemplo fehaciente de la nula atención y de la aceptación de que algo anda mal en las corporaciones que deberían brindarnos protección.

Lejos de evadir responsabilidades, habría que aceptarlas, porque si nos remetimos a las leyes, son las propias autoridades las responsables de que exista en ciertos lugares el vació de poder y la falta de control hacia las personas que conforman el circulo que gobierna a las colectividades.

Por ello, muchos denunciamos los actos y hacemos referencia de las responsabilidades, es obvio que todos tenemos nuestra parte proporcional, pero también es importante señalar que existen otros que la tienen aun más.

El hecho de esconderse tras la acción negativa de otros y no aceptar que se es responsable por el papel que se desempeña, habla de un retroceso en la cuestión moral, pero sobretodo, alejarse de la opinión popular y tomar medidas que traten de desacreditar a dicha opinión, agrava todavía mas, la posición de cualquier autoridad, máxime si esta, obtuvo su triunfo de manera contundente y con el respaldo de las mayorías.


En síntesis, existe un problema y que es bastante serio, la sociedad ya se dio cuenta de la magnitud de dicho problema, ahora falta que la autoridad haga lo mismo y acepte sus errores.

Enmendar y buscar soluciones en este caso es lo más sano e inteligente que se puede hacer, escuchar las voces que a diario viven con el temor de ser agredidos; es indispensable.

Porque lo fácil seria seguir escudados en la negativa y hacer como que no pasa nada, cuando que la realidad social te obliga a cerrar la puerta en cuanto el sol se haya ocultado.

Existen críticas que te ayudan a construir y existen voces que te alimentan para seguir.

Un gobierno del pueblo es aquel que escucha las demandas y no aquel que se esconde y se ciega ante lo que el pueblo reclama.

Al tiempo.